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Silvas

AL TRONCO Y A LA FUENTE (383)

AL TRONCO Y A LA FUENTE (383)

EXEQUIAS A UNA TÓRTOLA QUE SE QUEJABA VIUDA, Y
DESPUÉS SE HALLÓ MUERTA


SILVA FUNERAL


Al tronco y a la fuente,
más que su arena y que sus verdes hojas
honraron tus congojas,
¡oh tórtola doliente!
Tu voz acompañaba al monte seco;
dabas que hacer al eco;
usurpaban los prados
el nombre de leales
de tu fe y tu firmeza.
Nunca se vieron, nunca, los cuidados,
las penas y los males,
si no es en tu tristeza,
hartos de sentimiento,
pues fue tanta tu pena,
que le daba a esta arena
honra, si no ornamento.
Ya sin vida te veo,
y el prado está sin ti de aquella suerte
que estuvo sin tu amante tu deseo.
Quien buscare otras causas a tu muerte,
fuera del mucho amar tu compañía,
mucho te agravia, y poco también sabe
de lo que con tus alas voló el Ciego
y de su tiranía,
pues que, siendo tú ave,
bien más que el aire frecuentaste el fuego.
No dio mortal herida
ayuda a tu dolor contra tu vida
para eterno reposo:
que yo sé que a tu espíritu amoroso
vino la muerte airada
en tu deseo más presto que en su vuelo,
y muy menos temida que rogada,
pues de tanto dolor y desconsuelo
no pudo haber tan invidiosa mano
que a lástima o respeto se negase,
ni cazador que entrase
en este verde llano,
a quien justa piedad de tus suspiros
no burlase los tiros.
Piedad de todos alcanzar supiste,
y de ti no pudiste,
y, siendo ave ligera,
para ti sola te volviste fiera.
Daré al fuego este leño,
dividido en pedazos:
seguirá en humo a l’alma de su dueño.
Luego regalaré con mil olores
los aires, donde en músicos abrazos
goza blandos amores.
en pacífica calma,
junta al marido espíritu tu alma.
Recibe las exequias del que oíste
quejarse de Amarilis tantas veces,
no como las mereces
ni como las hiciste,
[ni como las espera;]pues cuando corto quedo,
más tórtola difunta hacer pudiera
que vivo amante haciendo cuanto puedo.


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