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Madrigales

BOSTEZÓ FLORIS, Y SU MANO HERMOSA (405)

BOSTEZÓ FLORIS, Y SU MANO HERMOSA (405)

Bostezó Floris, y su mano hermosa,
cortésmente tirana y religiosa,
tres cruces de sus dedos celestiales
engastó en perlas y cerró en corales,
crucificando en labios carmesíes,
o en puertas de rubíes,
sus dedos de jazmín y casta rosa.


Yo, que alumbradas de sus vivas luces
sobre claveles rojos vi tres cruces,
hurtar quise el engaste de una de ellas,
por ver si mi delito o mi fortuna,
por mal o buen ladrón, me diera una;
y fuera buen ladrón, robando estrellas.


Mas no pudiendo hurtarlas,
y mereciendo apenas adorarlas,
divino humilladero
de toda libertad, dije: «Yo muero,
si no en cruces, por ellas; donde veo
morir virgen y mártir mi deseo».


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