DESCONOCIÓ SU PAZ EL MAR DE ESPAÑA (32)
Desconoció su paz el mar de España,
tanto, que fue su orilla sólo el cielo:
la ley de arena que defiende el suelo
receló inobediencia de tal saña.
Con temeroso grito la montaña
hirió; llevóse el día negro velo;
mezcló en las venas con la sangre yelo,
erizado temor que le acompaña.
¡Qué me enseñó de votos la tormenta!
Y ¡qué de santos mi memoria debe
al naufragio y al mar! ¡Qué de oraciones!
Nunca tierra alcanzara; antes, violenta,
mi nave errara, pues el puerto, breve,
me trujo olvido a tantas devociones.