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Bailes

ECHANDO CHISPAS DE VINO (873)

ECHANDO CHISPAS DE VINO (873)

Echando chispas de vino,
y con la sed borrascosa,
lanzando en ojos de Yepes
llamas del tinto de Coca,

salen de blanco de Toro,
hechos reto de Zamora,
ceñidas de Sahagún
las cubas, que no las hojas,

Mondoñedo el de Jerez,
tras Ganchoso el de Carmona,
de su majestad de Baco
gentileshombres de boca:

los soldados más valientes,
que en esta edad enarbolan,
en las almenas del brindis,
las banderas de las copas.

A meterles en paz salen
la Escobara y Salmerona;
fénix del gusto la una,
cisne del placer la otra:

dos mozas de carne y güeso,
no de las de nieve y rosa,
que gastan a los poetas
el caudal de las auroras.

*Haya paz en las espadas
(dicen), pues guerra nos sobra
en las plumas de escribanos,
malas aves españolas.»

De la campaña los sacan,
de donde se van agora
a enterrar en la taberna
más cuerpos que en la perroquia.

Envainan, y en una ermita
beben, ya amigos con sorna,
su pendencia hecha mosquitos:
aquí paz y después gorja.

Más vino han despabilado
que en este lugar la ronda,
que un mortuorio en Vizcaya
y que en Ambers una boda.

Tan gran piloto es cualquiera,
que por su canal angosta,
al galeón San Martín
cada mañana le emboca.

Siendo borrachos de asiento,
andan ya de sopa en sopa,
con la sed tan de camino,
que no se quitan las botas.

Vino y valentía,
todo emborracha;
más me atengo a las copas
que a las espadas.

Todo es de lo caro,
si riño o bebo,
o con cirujanos,
o taberneros.

Sumideros del vino,
temed sus tretas,
que, apuntando a las tripas,
da en la cabeza.

Ya los prende la justicia,
que en Sevilla es chica y poca,
donde firman la sentencia
al semblante de la bolsa.

SajóIes el escribano
de plata algunas ventosas,
con que bajó luego al remo
el pujamiento de soga.

Ya los llevan, y las fembras
van siguiendo sus derrotas,
cantando por el camino,
por divertir la memoria:

Cuatro erres esperan
al bien de mi vida
en llegando a la mar:
ropa fuera, rasura,
reñir y remar.

Llegan al salado charco,
en donde los vientos dan
a las nubes, con las olas,
cintarazos de cristal.

Ya los hacen eslabones
de la cadena real,
que son las más necesarias
joyas de su majestad.

Van embarcando a la gente,
y con forzosa humildad
a su cómitre obedecen,
que así diciéndoles va:
Ropa fuera, rasura,
reñir y remar.

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