Skip to main content
Madrigales

EL DÍA QUE ME ABORRECES, ESE DÍA (410)

EL DÍA QUE ME ABORRECES, ESE DÍA (410)

El día que me aborreces, ese día
tengo tanta alegría,
como pesar padezco cuando me amas
y tu dueño me llamas.
Porque cuando indignada me aborreces,
en tu mudable condición me ofreces
señas de luego amarme con extremo;
y cuanto más me amas, Laura, temo
de tus mudanzas, como firme amante,
que me has de aborrecer en otro instante.
Ansí que, por mejor, eligir quiero
la esperanza del gusto venidero,
aunque esté desdeñado,
que el engañoso estado
de posesión tan bella
sujeto al torpe miedo de perdella.


Leave a Reply