Skip to main content
Romances

«YO, EL ÚNICO CABALLERO (707)

«YO, EL ÚNICO CABALLERO (707)

«Yo, el único caballero,
a honra y gloria de Dios,
salgo ciclán a la fiesta,
por faltarme un compañón.


»Sobre mi rucio rodado,
vengo rucio rodador,
y a la jineta en un cofre,
o encima de una ilusión,


»más cerrado que una monja,
y con su chozno potrón,
que, a lo Cupido, sacaba
agua andando alrededor;


»tan acertado de manos,
que ha un siglo que no se herró;
malo para paseante;
bueno para contador.


»Para, como los tahúres,
de boca, que es bendición;
y arranca, como gargajo,
con dificultad y tos.


»En lo sentido y dañado,
corre el triste como humor,
y tenemos buenos cascos
entre mi rocín y yo.


»No fue tan largo Alejandro,
ni tiene comparación,
aunque fue más dadivoso,
según afirma un autor.


»Tráigole con campanillas,
porque el sonido y rumor
le despierte por las calles:
que ha dado en ser dormilón.


»No ha menester tener cola,
que es prebendado menor:
los canónigos la tengan,
que él aun es media ración.


»A falta de la tarasca,
en el día del Señor,
porque coma caperuzas,
le saco a la procesión.


»Con él no se alcanzan liebres,
que no es tan gran corredor,
si no son las que del lodo,
cuando cae, cojo yo.


»Si sale muy de mañana
de su pescuezo un peón,
le anochecerá en los lomos,
y ha de ser buen andador.


»Tan prudente es el cuitado
por su edad y condición,
que da mejor un consejo,
si se ofrece, que una coz.


»Como me ven aquí arriba
hecho jinete visión,
piensan que yo le sustento;
pero no lo pienso yo.


»De mi vestido y mis galas
os quiero hacer relación;
que sobre este campanario
no se divisa el color.


»Mi mogollón y mi gorra
traigo con hambre y con flor,
y una colada de trapos
en mi espada y mi jubón.


»La capa, más memoriosa
que se sabe de varón,
pues, calva y vieja, se acuerda
del proprio Rey que rabió.


»Del borceguí también pienso
que anacardina tomó,
pues se acuerda de las botas
del dicípulo traidor.


»Caballero, al menos, vengo,
si por dicha no lo soy;
descendiente, si me apeo,
del proprio Paladión.


»Mis armas son un escudo
(y fueran mejores dos,
cuanto va del que es sencillo
al caballero doblón),


»dividido en tres cuarteles,
y en el primero un león,
más rapante que navaja
y que un solicitador;


»una maza al otro lado,
y ha sido pública voz
que de las Carnestolendas
vengo de mal en peor;


»en el otro, seis roeles,
por el cuarto de ratón
que me toca, por los dientes,
del solar de comedor.


»Blancos, morados y verdes
estos tres cuarteles son:
que algún rábano sospecho
que sus colores les dio.


»Picado de una vïuda,
me he tornado picador,
queriendo que haga corvetas
con pellejo un facistol.


»Si de mí no se apïada,
ni del banco de herrador,
él morirá de su amo,
y el amo de su frisón.»


De caballo y caballero
esta relación pidió
al ausente de Jacinta,
Clarinda, hija del Sol.


Leave a Reply