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Bailes

A LAS BODAS DE MERLO (872)

By 14 abril, 2010febrero 11th, 2015No Comments

A LAS BODAS DE MERLO (872)

A las bodas de Merlo,
el de la pierna gorda,
con la hija del ciego,
Marica la Pindonga,

en Madrid se juntaron
cuantos pobres y pobras
a la Fuente del Piojo
en sus zahúrdas moran.

Tendedores de rasa,
bribones de la sopa,
clamistas de la siesta,
y mil zampalimosnas.

Vino el esposo güero,
muy marido de cholla,
muy sombrero a la fiesta,
y al banquete, muy gorra.

El dote, de palabra,
y las calzas, de obra;
de contado, la suegra,
y en relación, las joyas.

La novia vino rancia,
muy necia y poco moza;
y sobre su palabra,
doncella, como todas.

Llevaba almidonada
la cara y no la toca;
gesto como quien prueba
marido por arrobas.

Sentáronse en un banco,
cual si fuera de popa:
que el matrimonio en pobres
es remo con que bogan.

Cuando por una calle
el Manquillo de Ronda
entró dando chillidos,
recogiendo la mosca.

«Denme, nobles cristianos,
por tan alta Señora
(ansí nunca se vean),
su bendita limosna.»

Columpiado en muletas
y devanado en sogas,
Juanazo se venía
profesando de horca.

En un carretoncillo,
y al cuello unas alforjas,
Pallares con casquete
y torcida la boca,

y el Ronquillo a su lado,
fingiendo la temblona,
cada cual por su acera,
desataron la prosa.

Y levanta[n]do el grito,
dijeron con voz hosca
lo del aire corruto
y aquello de la hora.

Con sus llagas postizas,
Arenas el de Soria
pide para una bula,
que eternamente compra.

Romero el estudiante,
con sotanilla corta,
y con el quidam pauper,
los bodegones ronda.

Con nlños alquilados
que de contino lloran,
a poder de pellizcos,
por lastimar las bolsas,

la taimada Gallega,
más bellaca que tonta,
entró de casa en casa
bribando la gallofa.

Devanada en la manta,
la irlandesa Polonia.
con pasos tartamudos
y con la lengua coja,

resollando mosquitos
y chorreando monas,
hablaba de lo caro
con acentos de Coca.

Tapada de medio ojo,
en forma de acechona,
con el «Ce, caballero»,
y un poco la voz honda,

pide una vergonzante
con una estafa sorda
para un marido preso,
con parte que perdona.

En figura de ciega,
Ángela la Pilonga,
tentando como diablo,
con un bordón asoma:

«Manden rezar, señores,
de la Virgen de Atocha,
del Ángel de la Guarda.
La plegaria sea sorda.»

Luego, puestos en rueda,
llegan todos y todas,
a dar las norabuenas,
que malas se las tornan.

1

Que se gocen vustedes muchos años,
y que les dé Dios hijos, si quisiere;
y si ven que se tarda mucho en darlos,
que, como se usa agora,
los busque en otra parte la señora.

2

Sea para bien de todos los vecinos;
y si acaso pudieren,
gócense por ahí con quien quisieren.

3

De vuestedes veamos
hijos de bendición.

1

Son, si lo apuras,
hijos de bendición, hijos de curas.

MUJER 1 : Dios sabe lo que siento
ver a vusté casado,
pudiendo, sin la ce, quedar asado.

MUJER 2 : En el alma me pesa, amiga mía,
el verte maridada,
pues para mi traer, siempre he querido
que, antes de ser venido, sea marido.

4

A todos el juntaros satisfizo.

Novia: Descanse en los infiernos quien lo hizo.

3

Suegra tienes; que al diablo te dé dotes.

Novio: Pues Dios me la reciba como azotes.

2 (sic)

Que ya no hay que tratar: buena es la moza;
y pues corre la edad, ande la loza.
Aquí no hay quien lo atisbe.

2 (sic)

Amigos, toda plaga vaya fuera,
y aclare su tramoya limosnera.

Cantan y bailan

Malito estaba y malo estoy,
y malo me quedo y malo soy.

Yo me llamo Perico
de la Gallofa,
carretero cosario
de la limosna.

Hay lisiados que piden
a cuantos quieren,
y muchachas lisiadas
por pedir siempre.

Dios le ayude, hermano,
dicen algunos,
como si el mendigo
fuera estornudo.

Pobres de calcilla,
cuello y cadena,
piden más con billetes
que con muletas.

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