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Canciones

DICHOSA, BIEN QUE OSADA, PLUMA HA SIDO (290)

DICHOSA, BIEN QUE OSADA, PLUMA HA SIDO (290)

Dichosa, bien que osada, pluma ha sido
la que atreve su vuelo
a vos: no emprendió más quien buscó el cielo,
y a menos luz cayó desvanecido.
Confieso por menor aquel intento
y éste por más glorioso atrevimiento.


Oíd, ¡oh generosa Catalina!,
a la musa española
(que mejor canta y merecistes sola)
la majestad, la pompa peregrina:
que de España invencible el celo ardiente
mostró tan liberal como obediente.


Si no salistes vos, ¿cómo hubo día?
Y sin vuestras colores,
¿qué galas pudo haber, o qué labores?
Si no salistes vos, ¿qué bizarría?
¿Cómo, sin vuestra boca, perlas hubo,
y, sin vos, precio alguno piedra tuvo?


Pero si vuestra pura luz saliera,
¿quién los trenzados rojos
del sol galán por robo de esos ojos
(de amor ricos y avaros) no tuviera?
Así que debe al no haber vos salido
más que a sus rayos el haber lucido.


Importó que os quedásedes de modo,
que, a salir vos, sospecho
(¡tan bella sois!) que no se hubiera hecho
la fiesta, que os echó menos en todo:
pues nadie hallará en sí, pudiendo veros,
sentidos para más que obedeceros.


¿Quién, si os mirara, libertad tuviera
para dar obediencia,
mientras pudiera ver vuestra presencia,
a quien, o vos, o vuestra luz no fuera?
Así que a vuestro rey le dais vasallos,
con no dejaros ver, con no mirallos.


Oíd, pues que no vistes gloria tanta,
la relación, si iguala
lengua mortal a tanto precio y gala;
pues hoy, para que vos la escuchéis, canta
la voz del que vencer puede en España
al dios que el ocio le quitó la caña.


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