Skip to main content
Canciones

DULCE SEÑORA MÍA (394)

DULCE SEÑORA MÍA (394)

Dulce señora mía,
norte de mi afligido pensamiento,
luz de mi fantasía.
principio, medio y fin de mi tormento,
pues es tuya mi vida,
no seas con desdenes su homicida.


Sol que a mis ciegos ojos
das la luz que Cupido me ha quitado,
llevando por despojos
un vivo corazón enamorado,
pues me tienes rendido,
no me des por amor eterno olvido.


Helada roca fuerte,
que en el mar amoroso de mis años,
para darme la muerte,
te puso el ciego autor de mis engaños,
mata mi confianza,
o cúmpleme del todo la esperanza.


Si tú, que eres mi diosa,
a quien ofrezco el alma en sacrificio,
te muestras desdeñosa,
dándome tal rigor por beneficio,
¿quién sentirá mi pena,
si quien es causa della me condena?


El eco está cansado
de responder al mal que no merezco;
con quejas, desmayado,
a las peñas más duras enternezco.
De ti sola me espanto,
cómo no te enterneces con mi llanto.


¡Qué mayores enojos
me pudo dar Amor, ¡oh desventura!,
que buscar entre abrojos
el descanso, y la vida en sepultura,
donde con triste llanto
¡imito al cisne, pues muriendo canto!


Leave a Reply