Este apartado está ideado no sólo para poder consultar una completa bibliografía de Francisco de Quevedo, sino para, y más importante aún, poder descargaros en cualquier formato electrónico las obras de Quevedo. Y de forma completamente gratuita.
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Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaño.
El libro se publicó por primera vez en 1626, aunque circuló antes en copias manuscritas, algunas de las cuales se conservan hoy en día. Quevedo nunca reconoció haber escrito El Buscón, probablemente para esquivar problemas con la Inquisición, y su silencio sobre esta obra, pese a estar la autoría fuera de toda duda, ha incrementado los problemas en la datación de su composición. Se han propuesto fechas que van de 1604 a 1620 y un proceso de reelaboración posterior en el que Quevedo habría trabajado hasta cerca de 1640.
Política de Dios y gobierno de Cristo
Entre los memoriales dirigidos por Quevedo al rey hay que mencionar en primer término las dos partes de Política de Dios, extenso tratado donde, en oposición al naturalismo político, de corte maquiavélico, se desarrolla un entendimiento de la política centrada en Dios y su Providencia, adoptando los evangelios como norma y ejemplo de cualquier gobierno cristiano. Cotejando otras obras suyas, se evidencian profundas modificaciones de la actitud de Quevedo ocurridas entre la redacción de la primera (1617) y segunda parte (1635), desde los primeros años de la cuarta década, particularmente en lo que atañe a su posición en la corte y a su relación con Olivares. Quizá no muy lejos de la visión de España que lo había llevado muchos años antes a unirse a Osuna y, después, a ver con esperanza a Olivares, el escritor, comprendiendo el presente a la luz del pasado, entiende como inadmisible para una política de Dios y un gobierno de Cristo la novedad de una situación que tiene su plasmación más evidente en la presencia e influencia de los hombres de negocios judíos, portugueses hijos de los expulsos de España en 1492. También en esta obra sin par se presenta como el hombre de letras, complejo y tortuoso, que siempre fue.
(Fuente)