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Madrigales

TÚ SOLA, CLORIS MÍA (624)

TÚ SOLA, CLORIS MÍA (624)

Tú sola, Cloris mía,
que, si miras sin velo,
la vida puedes alargar al día,
has podido juntar la tierra al cielo;
pero a riesgos te pones
en ser cielo goloso de terrones.
Mira que en quien de barros está llena,
es calle de Getafe cada vena.
Empiécese a comer su sepoltura,
en barros disfrazada,
mujer manida y güera y arrugada;
y en tu niñez lozana, en tu hermosura,
no profanen con barro a tus rubíes
las perlas con que mascas, con que ríes.
Que tu gusto no entierres, hoy mi aviso
te advierte, Cloris bella; porque siendo
en carne soberano paraíso,
cuando con barro la salud estragas,
no el Paraíso Terrenal te hagas.


Barro es cuanto en mis versos te prohíbo,
mas no es barro enterrar tu cuerpo vivo.
Confieso que de verte, pena tomo,
roer con perlas el memento homo.
Y si en tu pulideza no es desgarro,
muérdeme a mí, pues soy también de barro.
Son tus mejillas, Clori, primavera:
tú de flores socorres la ribera;
ten flores, pues tu rostro es mayo eterno:
tenga barros el rostro que es hibierno.


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