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Varios (Poesias)

ESTABA AMARILIS (433)

ESTABA AMARILIS (433)

Estaba Amarilis,
pastora discreta,
guardando ganado
de su hermana Aleja,


sentada a la sombra
de una parda peña,
haciendo guirnaldas
para su cabeza.


Cortaba las flores
que topaba cerca,
veníanse a sus manos
las que estaban lejas.


Las que se ceñía
siempre estaban frescas,
mas las que dejaba,
de envidiosas, secas.


El aire jugaba
con sus rubias trenzas,
por mostrar al cielo
soles en la tierra.


El sol, que la mira
tan hermosa, piensa
que tiene dos caras,
o que el sol es ella.


Su ganado, ufano,
anda por las cuestas,
con tanta hermosura,
sin temor de fieras;


gordo; mas no es mucho
que lo estén ovejas
que de la sal gozan
sólo con el verla.


A mirar se puso
unas ramas tiernas
que arrojaba el aire
dentro de Pisuerga.


Mira cómo el tronco
el agravio venga,
azotando el viento
con la verde cresta.


Diola un sueño blando,
ambos ojos cierra,
dando noche a todos
en que tristes duerman.


Quedó reclinada
sobre verdes yerbas,
a la dulce sombra
de una haya gruesa.


Cuando por un lado
vi venir ligeras
a su bello rostro
nueve o diez abejas,


que, buscando flores,
engañadas piensan
que son sus mejillas
rosas y azucenas;


sus labios claveles,
jazmín y violetas,
el aliento dulce,
y ella primavera.


Alegres llegaron,
y en su cara mesma
hicieron asiento
cuatro o cinco dellas,


Las alas pulieron
para hurtar belleza
y hacer de sus flores
dulce miel y cera.


Yo las daba voces
y las dije: «¡Necias,
que queréis de un mármol
sacar cera tierna!


»Venís engañadas,
que son flores éstas
que aun no le dan fruto
a quien os las muestra.


»Si queréis fiaros
de mis experiencias,
no hagáis miel de flores
que el veneno engendran.


»Dulces son, sin duda;
mas Amor, que vuela,
cual zángano goza
todas sus colmenas.»


Ella, en este punto,
del sueño despierta:
abrió entrambos ojos
con belleza inmensa.


Y las avecillas,
con dos soles ciegas,
por no tener vista
de águilas soberbias,


murmurando huyen,
y, cobardes, piensan
que luz que ha cegado
sus ojuelos, quema.


La miel que buscaban
en sus bellas prendas,
de sólo mirarla
la llevaron hecha.


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