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Canciones

DECIR PUEDE ESTE RIO (393)

DECIR PUEDE ESTE RIO (393)

Decir puede este río,
si hay quien diga en favor de un desdichado,
el tierno llanto mío;
decirlo puede el prado,
Aminta rigurosa,
más por mí mal que por tu bien hermosa.


Oyendo [aqu]estos cerros
tu injusto agravio a mis querellas justas,
dulcísimos destierros,
pues de mis penas gustas,
acabaráme olvido,
y antes muerto estaré que arrepentido.


Dulce imposible adoro:
¡ay del que sin ventura quiere tanto!
Pierdo el tiempo si lloro,
las palabras si canto,
y la vida si quiero:
piérdome en todo, y por perderme muero.


¡Qué de veces previne
quejas para decirte, y al instante
que a ver tu rostro vine,
(propio temor de amante),
un mover de tus labios
me trujo olvido a infinidad de agravios!


¡Qué de veces tus ojos,
de tanta voluntad dueños injustos,
me trujeron enojos
y me robaron gustos,
trayendo con sus rayos
al alma julios y a la orilla mayos!


Flacas van mis manadas,
que sienten el dolor que tú no sientes;
buscando van cansadas:
buscan agua en las fuentes,
sin ver que están secretas
agua en mis ojos, yerba en tus saetas.


Viéronme estas arenas
en otro tiempo, cuando Dios quería,
libre de las cadenas
que tienen en prisión el alma mía.
¡Oh libertad sagrada!,
quien te perdió no tema perder nada.


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